En adopción y acogimiento, se utiliza mucho el término “mochila del abandono”, término al que deberíamos dar una vuelta, ya que una mochila suele implicar una carga, carga que en cualquier momento te la puedes quitar, sin embargo la condición adoptiva nos acompaña siempre y no siempre tiene porqué ser una carga.
Cuando hablamos de esta mochila del abandono nos referimos a nuestras vivencias previas a la adopción/acogimiento y todo lo que estas conllevan, y generalmente hacemos alusión a las dificultades y como mucho a la resiliencia (y cada vez más tergiversando y edulcorando este concepto), pero muy pocas veces hablamos de las posibles capacidades que también pueden ir dentro de esa mochila.
Así que, en mi caso, quise darle una vuelta a este término. En “La mochila de Vandi” hay muchos bolsillos, y en cada uno de esos bolsillos hay diferentes recursos, algunos de ellos fruto de la creatividad, otros de la formación y de la lectura, otros vienen de mi experiencia profesional, otros del conocimiento que he ido adquiriendo, y sigo adquiriendo en el mundo asociativo y por supuesto otros vienen de mi experiencia personal como persona adoptada.
Estos bolsillos previamente ha habido que coserlos, con formación, con frustración, con alegría, con desilusión e ilusión, con ayuda… Pero, aunque eso ha implicado (y sigue implicando un gran esfuerzo), después de unir tantos bolsillos y de ir dando puntadas correctas (y otras tantas incorrectas), me parece que ha quedado una mochila bastante personalizada.
La idea de la mochila no viene solo de la adopción, porque cómo siempre revindico, las personas adoptadas somos mucho más que nuestra adopción. La idea de la mochila también surge por el hecho de que casi siempre voy con mochila a todos sitios, pocas veces me veréis con bolso y si voy con bolso será grande. En un bolso cabe lo básico y a mí, como chica adoptada y profesional de la infancia, necesito estar preparada para cualquier imprevisto. En una mochila siempre entra un juego, un peluche, una libreta, un boli, un libro, un cargador de móvil, una botella de agua, varias mascarillas, el gel… Y muchas cosas más que siempre son útiles (para mí).
Y eso pretende ser este proyecto una mochila con sus bolsillos estructurados, a través de los cuales pueda contribuir a esa labor de acercar la realidad adoptiva, de acogida y de infancia y adolescencia que ha sufrido adversidad temprana a la sociedad, y especialmente a lxs jóvenes adoptados, y futuros profesionales de cualquier disciplina que trabajarán con personas adoptadas. Además, en mi caso intentaré hacerlo desde la perspectiva del trabajo social, una profesión que en este ámbito (y en muchos otros) es la gran desconocida.
Espero que lo disfrutéis
Vandita García Garrido