Suma: uno más uno no siempre es igual a dos

Planteamiento de Bene "1 + 1 no siempre = 2"

Vamos a empezar con las formulas más simples de las matemáticas, la suma de 1 + 1.

La operación matemática de 1+1=2 (uno más uno es igual a dos) es una de las primeras que todos aprendemos en las primeras etapas de nuestra infancia escolar, y lo que matemáticamente es una certeza invariable, en la adopción es una fórmula que no se cumple siempre, y por lo tanto también es recomendable que desde las primeras etapas de la “infancia escolar adoptiva”, empecemos a interiorizar que 1+1‡2 (uno más uno no siempre es igual a dos).

En una suma como la planteada, existen dos factores denominados sumandos, y un resultado. En la adopción uno de los factores representa a los padres/madres adoptantes (en sus distintas variantes de pareja o de monoparental/monomarental), y el otro factor representa al hijo/a adoptado/a, cuyo resultado no es necesariamente la suma de los dos elementos, sino que SIEMPRE hay que tener presente que el hijo o hija adoptado/a trae consigo lo que desacertadamente se viene denominando “la mochila adoptiva”, consistente principalmente en la vivencia que nuestros hijos e hijas han tenido hasta el momento de ser adoptados, empezando por su condición de abandonados, que es un “requerimiento obligatorio” y que les caracteriza a todos ellos, y añadiendo el resto de vivencias y visicitudes particulares que a cada uno/o le haya tocado experimentar en su corta vida hasta el momento de su adopción.

La adversidad temprana del abandono, junto con el resto de vivencias que hayan tenido nuestros hijos/as antes de que los adoptásemos, es lo que condiciona la fórmula inicialmente expuesta y hace que el resultado final pueda ser diferente a lo esperado (una familia con padres/madres + hijos/as), porque desde el primer momento habrá que estar añadiendo nuevos factores determinados por esa “mochila adoptiva” que influirán de forma muy importante en el resultado final, que es la vivencia adoptiva familiar y que habrá que ir afrontando con diferentes herramientas y estrategias que tanto nosotros como padres y madres, como nuestros hijos e hijas debemos de aprender a lo largo del camino adoptivo.

Anteriormente he mencionado que el concepto de la “mochila adoptiva” de nuestros hijos e hijas lo considero desacertado porque así me lo hizo ver alguien que sabe mucho de estos temas de adopción (Antonio Ferrándis, responsable del área de adopciones de la Comunidad de Madrid). Él es de la opinión (que yo comparto), que la mochila puede ser un buen recurso para visualizar la carga que traen nuestros hijos e hijas antes de ser adoptados/as, pero las mochilas sirven para transportar lo que se necesita en un momento determinado, y cuando llegamos a nuestro destino (a la escuela, a casa, al final del viaje, de la excursión, etc.) las vaciamos y las guardamos, y la “mochila adoptiva” de nuestros hijos e hijas no se puede vaciar ni guardar a nuestra conveniencia, sino que les ha acompañado durante toda su vida, y les seguirá acompañando a ellos y al resto de la familia para siempre, por lo tanto, Antonio Ferrándis propone cambiar dicho concepto por el de “realidades adoptivas” que pretende reflejar cada una de las adversidades, oportunidades, singularidades, experiencias, y en definitiva, realidades vividas inicialmente por nuestros hijos e hijas y posteriormente vividas conjuntamente por toda la familia.

Opinión de Vandi

Muchas familias adoptivas se empeñan en que los hijos adoptados, seamos igual que el resto de niños que no son adoptados, entienden que hemos vivido una historia pero se creen que esa historia desaparecerá de nuestras vidas con los nuevos cuidados que recibamos, es decir, se empeñan en que la operación matemática de 1 + 1 tiene que ser igual a 2.

Pero esto no es así, porque nuestro cerebro, nuestra piel, nuestros sentidos pueden recordar, nuestra memoria implícita siempre estará ahí, y se podrá activar en cualquier momento y a cualquier edad.

Seguramente muchas recomendaciones que os den familiares y amigos sirvan, pero habrá otras tantas que con nosotros no sirvan, por aquello de nuestro pasado. Un pasado del que a veces se tiene información pero otras veces no se sabe nada y hay que vivir en la incertidumbre sin poder responder a todas las preguntas.

Es necesario que podamos expresarnos libremente en la familia, poder preguntar, poder contar y cuestionar y poder ignorar nuestra adopción, no siempre nos apetecerá hablar de adopción, y esto no siempre implica que no lo hayamos asumido o que tengamos problemas sino que en ese momento no nos interesa. Porque aunque sea algo muy importante y característico de nuestras vidas, no es el total de ella.

Necesitamos que estéis preparados para poder sostener nuestras dudas, para educarnos y acompañarnos en el proceso, pero también que nos expliquéis que es la adopción, qué implica el ser adoptado y que no nos victimicéis, sino que nos empoderéis y nos ayudéis a aceptar nuestra diferencia.

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